El viernes 7 de Enero empezamos el año con una salida de paisajismo. Salimos a dibujar y pintar al aire libre. Nos tocó lindo clima y muy buena onda. Antes que nada les agradezco a los participantes por el compañerismo y la buena voluntad que pusieron en todo momento.
Salimos temprano de Capital con rumbo a Escobar, donde nos esperaba una alumna del taller, que aportó muy buenavoluntad, sus conocimientos de la zona, la camioneta y su casa para un descanso al final de la jornada.
Dibujo en el Paraná
Luego de una hora de viaje en vehículos y a pie, llegamos al Paraná de las Palmas donde nos recibieron un clima muy amable, un lugar tranquilo y unos paisajes amenos para el principio de la jornada. Se respiraba un clima de paz y silencio. Los temas principales de la salida eran los indicadores de perspectiva y la profundidad de campo, charlamos sobre los lineamientos clásicos de la composición dinámica en el paisajismo tradicional y nos pusimos a trabajar. La Naturaleza nos recibió muy bien, la calma del agua hacia eco en las hojas de los estetas.
La composición del paisaje es un tema muy basto, mucho se ha dicho y se dirá más, ya que es inagotable. Componer es: poner-con, o sea poner esto junto a aquello otro, no es copiar, nunca tuvimos la idea de copiar paisajes. Que la realidad “encaje” con la composición, que coincida, es un problema de la fotografía, donde debemos buscar que los elementos del paisaje coincidan con nuestras líneas compositivas, como pueden ser la división en tercios, en cuadrantes, etc. Los artistas plásticos no tenemos esa limitación y podemos elegir qué poner y donde hacerlo. En base a esto se trabajó.
Pintura en el Luján
Concluida la primer sesión, volvimos por senderos estrechos, puentes bamboleantes y soleadas calles portuarias. Aprovisionamos en El Cazador y seguimos en la Ranchera hacia los brazos del Luján. Un recorrido más corto, mas caluroso y con mejores caminos.
El Luján nos recibió de manera mas barroca, cargado de vegetación hasta lo indecible, con curvas y recovecos, un poco seco y fangoso. La propuesta fue encontrar escalonamientos horizontales como indicador de perspectiva y la separación de profundidad por el valor local. Los paisajistas aceptaron el desafío. La complejidad de la fronda, los reflejos innumerables, y el terreno rico en ondulaciones obligaban a la síntesis mas estricta, o bien, a sectorizar la mirada.
En gran parte el arte del paisajista es saber convivir con la Naturaleza, tomar conciencia de su relación con ella. Estar cómodos en el sitio de trabajo es muy importante, al ser éste la Naturaleza, debemos buscar una armonía con ella, seguir sus tiempos y saber ver lo que nos ofrece. Ni al sol ni a la nube le interesa si no terminamos nuestro paisaje, el tiempo del taller se adapta a uno, el tiempo de la Naturaleza no se adapta a nadie. El arte al plein air nos ayuda a ser mas organizados con los tiempos y buscar objetivos factibles.
Con calor pero contentos terminamos la observación y hasta tuvimos tiempo de charlar con la “gente de la isla”, nos contaron sobre sus quehaceres y el transporte de la madera en bruto, por los brazos del Luján. Nos advirtieron que debíamos respetar los horarios de los mosquitos, y fuimos obedientes.
Volvimos a casa contentos con varios estudios, dibujos y alguna pintura, pero sobre todo con la experiencia de una salida más.
Ver mas fotos en FACEBOOK
Juan Herrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario